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lunes, 24 de diciembre de 2012

Mar de ilusiones

Rayano a las costas de mis sueños, encuentro un abismal mar de ilusiones.
Donde rebosa la inocencia del alma  y de la mente; aveces estás son seducidas por la imaginación inocua y empiezan a florecer ideas y pensamientos que en un lienzo, esbozan la felicidad y el amor.

Bueno es describir así ese mar de ilusiones pero, no es lo que parece ser.
Yo he sido víctima de la insensatez de mi corazón y de mi alma, este par de desquiciados y frenéticos barcos sin rumbo, navegan en este mar sin la menor precaución, no son cautos, ya que la osadía intrínseca que es inherente a ellos los hace actuar como ciego en el desierto infinito.

zozobrando pero nunca a consumar del todo, este par de barcos van experimentando la niebla que carcome las sonrisas y los gestos de gratitud, van admirando el horizonte que acobija el porvenir, el devenir, lo que ha de acaecer al amanecer, pero solo lo admiran ya que su negligencia inmanente les pudre el brío en su diaria singladura.

Sin tener gallardía están a la deriva, a merced de las corrientes profanas, oriundas del umbral del averno que coexiste con ellos en tan vasto mar, no se dan cuenta del rumbo que toman, no se dan a la tarea de parar y reflexionar, no. Ellos siguen sin amedrentarse, sin descolocarse, sin emanciparse del pecado mundano.

Algún día los veré naufragar... algún día los veré ceder a la muerte que habita en lo profundo de este mar tan idílico pero incierto.