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miércoles, 27 de enero de 2016

Soledad macabra

Sobre un mar de lágrimas yasgo desde nuestro último beso.
Las noches son eternas y siniestras, son el fruto innegable de tu ausencia, la tragedia que acaece cuando el sol duerme.
Me desvivo ciegamente por recordar el brillo de tus ojos, aunque la oscuridad sea cruel y adversa, y en el infinito ella se extienda.
Densa lobreguez matizaba mi tristeza; y el cuarto en el cual residían nuestros recuerdos no era más que un lienzo lleno de vacíos y angustias.

Contemplaba a través de la ventana el firmamento umbrío, y buscaba en sus  anchas entrañas una lumbre lejana, un astro tan remoto que a penas pudiera ser distinguido de la densa oscuridad cósmica. Bien, al encontrar tal astro en el etéreo procuré darle vida, a fin de considerar su vasta soledad y compararla con la que fuertemente me ahogaba. Insignificante y benevolente me pareció la soledad de esa alma rocosa...

¡Qué miseria tan colosal sentía mi ser !
¡Qué insípida es mi vida sin tu querer!

Millones de estrellas se pasman al palpar con su fulgor la profundidad de mi tristeza y soledad, veo caer desde lo más alto del universo mi desdicha mortal
¿Cuánto soportará mi ser ?
¿Cuánto tiempo ha de pasar para que el amor me haga perecer ?