17 de agosto de 2013
Vuelvo a comenzar y no creo perder la cabeza de nuevo,
aunque mi resurrección sea funesta y atípica, confío plenamente en la
incertidumbre del destino, aunque no atisbe un paraíso en tus ojos, logro
vislumbrar en etéreo azul profundo.
Espero no zozobrar en la noche, no quiero morir confundiendo
el mar con el cielo.
La lluvia me habla en las tardes de nostalgia, la luz opaca del
sol no ilumina mi horizonte, el pobre y ruin ocaso vomita un matiz pálido y lánguido,
la magia de los colores se resumieron en un corazón gris que asfalta sus
ideales con lágrimas y sangre.
No sé por qué percibo el mundo de esta manera, creo que me
haces falta…
23 de agosto de 2013
Estoy inmerso en el mar de la confusión, no creo hallar un puerto en donde descansar, en donde anclar este barco y revisar el rumbo, me siento perdido, desconsolado, los sentimientos se han aterido por el viento penetrante de la melancolía y la pesadumbre, mis ojos se prosternan al cansancio infinito y mi respirar vehemente se apacigua y se disipa en la angustia silente.
Admiro el ocaso y su esencia de nostalgia, el orbe tomo un sutil matiz lúgubre, atisbo en el horizonte la fina linea que divide mis sublimes sueños de la abominable realidad, me gustaría morir en una noche estrellada, que mi óbito lo presencie millones de ángeles y que mi ataúd sea el silencio de la soledad.