El camino de fuego murió en el hielo,
las estrellas reverberaron un matiz negro,
y el sol refulgente se disipó en el cielo.
El mar cristalizo la magia de la muerte,
el sol infausto enluto al etéreo inerte ,
y el alba susurraba que añoraba tenerte.
La luna pudibunda cayó en el averno,
las nubes rubescentes, de piedra se volvieron
y el viento cuajo en el árido suelo.
No te preguntes el por qué de estas cosas,
ni te extrañes por las situaciones engorrosas,
solo date cuenta que dantesco óbito,
es el detonante de las tesituras melancólicas.
