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miércoles, 14 de enero de 2015

La maldad de sus labios

Mírame, no te fijes en la tristeza de mis auras y contempla con disimulo la pena que me envuelve lentamente.

Sin gloria el alba va desnudando todos mis miedos frente a ti e inculcando en tu siniestra consciencia el lascivo deseo de besar mi alma.

Quieres sofocar mi pesadumbre con tus impías manos y dudo de tus lenitivas intenciones, sé que eres el eje de mi melancolía pero no me disgustaría que plasmaras tu benevolencia en mí. No quiero perder este instante divino.

Nuestro silencio enardece cada mirada, el impuro calor va aumentando a medida que nos acercamos recatadamente, nos encoge lo que podría pasar en este emblemático lecho de pasión...

Amordázame con el crudo cariño de tus labios en medio de este sosiego, no seré altivo ante tu imprudencia sutil; quiero embriagarme con cada suspiro que destila tu pecho. Entreguémonos a lo absurdo y dejemos que el placer recorra cada centímetro de nuestros cuerpos. No quiero morir en esta incertidumbre.

Anhelo que tu boca sea el infierno que me conduzca al paraíso...
desafortunadamente esa es mi quimérica realidad añorada. 

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