A veces melancólico me hundo
en mi noche de escombros y miserias,
y caigo en un silencio tan profundo
que escucho hasta el latir de mis arterias.
Más aún; oigo el paso de la vida
por la sorda caverna de mi cráneo,
como un eco de lava sin salid,
como un rumor de río subterráneo.
Entonces, presa de pavor... y yerto
como un cadáver, mudo y pensativo,
en mi abstracción, a descifrar no acierto
si es que dormido esto o estoy despierto
si un muerto soy que sueña que está vivo,
O un vivo soy que sueña que está muerto
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