Solía caminar en calles de bonanza, cuando
mas aferrado estaba de tus labios que acariciaba con sutileza, que hermoso es recordar cuando
sonreíamos a la inminente mañana abrazando el presente con la esperanza
irrestricta.
Pero el viento te llevó cómo hoja de otoño
a los brazos del placer y la perfidia, tu hermoso rostro se disipo entre tantos
vicios. Esa inocencia fue asediada por
la lujuria y la desidia. Ahora, sin sufragio e ignorado como estrella negra que
se posa en el firmamento nocturno, veo el crepúsculo de mis sueños, esos que tu
aquilataste con los besos mas vehementes y apasionados.
No sé en que momento perdí las ganas
de vivir, aun la reminiscencia me concede la posibilidad de soñar sin
esperanzas, y eso es lo más fatídico que puede acaecer en la vida de un
enamorado... un enamorado que muere lentamente como el fulgor del sol.
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